jueves, 2 de diciembre de 2010

Hola.
Quiero decirte una cosa. Ahora quietita que la cabeza me dio un vuelco. Todavía tengo sed. El dolor viene después.
Quiero decirte lo siguiente, cosita: que no tengas penas, que no sufras tanto. Das lástima y no de la buena. Acariciarte el pelo, hablarte con tibieza... Lo haría, pero me cuesta horrores mirarte sin detestarte. Si tan sólo dejaras de ser y hacer de víctima, nos harías la existencia más fácil a los que te rodeamos.
Por eso me alejo de a poco, cosita. Por eso ya no me ves como antes.
Borrarme paso a paso,
día a día,
hasta lograr el olvido
de tu agonía.
Ya vuelve el mareo, buscaré otro paréntesis... La boca está seca, seca, necesito más agua y necesito dejar de tirarla.

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