miércoles, 5 de octubre de 2011

El día quiso
que despertara en otro mundo
en el que faltaba tu sabor
y tu silencio era la indiferencia
que inundaba las habitaciones
y se colaba por las puertas
y sonaba a nada, a la nada misma.
El día quiso
que despertara entumecida
que no recordara tu nombre
que no existieras en los diarios
que registran mis sueños
de día.
Y el día quiso
o más bien quiso el tiempo
de quien el hoy no es más que un preso
que la mañana sucediera a la tarde
y que yo despertara de nuevo
en un mundo donde tu ausencia
añica los vidrios,
golpea las puertas,
aúlla tu falta,
ocupa los cielos
echándole sombras al sol.

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